El SPL son las iniciales de Sistema de Protección de Línea. Y en la reglamentación está contemplado de forma muy incipiente. Veamos por qué:

El hecho de instalar puntos de carga hace que se incremente de forma importante la potencia global de la instalación, debido a que no son cargas pequeñas, puesto que las habituales están en los 7,36 Kw y en otros casos hasta 22,17 Kw, con lo que comparándolo con las potencias de las instalaciones de donde se alimentan son bastante significativas.

Esto hace que a la hora de instalar un puesto de carga se deba estudiar la carga máxima que puede soportar la instalación existente, yendo a analizar la línea general de alimentación, que es la que alimenta todo el edificio y hacer un cálculo de cargas de todo este.

En los edificios existentes puede darse el caso de que esta línea sea un tanto justa de potencia y es un tema capital a tener en cuenta ya que no se puede sobrepasar el límite de carga.

Ante estos casos, la legislación permite instalar dispositivos que limiten la potencia total realizando la desconexión de puestos de carga en caso de necesidad por darse la situación de que se estuviese consumiendo mucho en todo el edificio en ese momento.

En las nuevas centralizaciones de contadores, la ley exige que hayan huecos para el alojamiento de estos dispositivos y así poderlo instalar cómodamente en caso de necesidad.

El hecho de instalar un SPL supone, por temas de simultaneidad, que la suma total de la potencia consumida por todos los puestos de carga se permite reducir en un 70%, con el consiguiente aumento de capacidad de la línea general de alimentación del edificio para instalar puestos de carga sin necesidad de realizar obras de adecuación.

Como se puede ver, antes de instalar un puesto de carga de vehículo eléctrico deben tenerse en cuenta una serie de no pocos factores que quizás ahora no nos resulten muy familiares, pero que conforme se vayan instalando puestos de carga estos tomarán una importancia muy grande.